ACTITUD MENTAL
Últimamente he podido constatar que
muchos de los jugadores y jugadoras a los que trato de enseñar a jugar al rugby
no se esfuerzan cuando los ‘drills’,
los ejercicios que planteo son a priori
fáciles, esto les ocurre cuando ya llevan un par de temporadas con nosotros y
es muy frustrante para mí porque un individuo que no se centra en lo básico
cuando lo está entrenando nunca lo automatizará y no podrá pasar al siguiente
nivel de aprendizaje. Los grandes jugadores lo son porque han automatizado un
gran número de posiciones y movimientos fruto de entrenarlos a un nivel
altísimo de concentración, es más aunque jueguen profesionalmente continúan
entrenando esas posiciones y esos movimientos al mismo nivel de concentración.
No deja de sorprenderme ver a Aaron
Smith practicando pases (su Instagram está plagado de ejemplos) cuando es
probablemente el All Black que mejor pasa el balón. Esto tiene mucho que ver
con el post anterior “El trabajo en equipo” en el que hablo de la humildad como
esencial para el crecimiento personal y grupal.
Bien, voy a tratar de asociar de forma
sencilla la actitud mental con la capacidad de aprendizaje, algo que ya conocía
pero que me ha refrescado el programa de TV “La
mente curiosa” de La 2. Los individuos con rigidez mental o actitud
mental fija entienden que tienen unas capacidades y el esfuerzo no forma
parte de su formación creen en su talento por encima de todo, cuando se
enfrentan a un problema que les supera buscan excusas fuera de ellos mismos y
no toleran la frustración. Los individuos con actitud mental de progreso o de crecimiento entienden que el
esfuerzo es esencial para su formación, construyen bases sólidas y se enfrentan
consciente y constantemente a nuevos retos puesto que saben que el hecho de
enfrentarse a ellos ya les proporciona aprendizaje, toleran la frustración y
son claramente resilientes.
De un tiempo a esta parte, con la
llegada de la LOGSE en 1990, la rigidez mental es algo a lo que nos enfrentamos
los docentes y entrenadores constantemente. Bajo mi punto de vista esto se ha
producido por dos factores: el primero es una escuela primaria que minimiza el
fracaso hasta en lo más mínimo, se plantean la mayoría de las actividades de
forma tan guiada que es imposible fallar y esto provoca que los alumnos sientan
pánico a dar respuestas erróneas, prefieren callar a equivocarse. La mayoría de
mis alumnos se quedan con la boca abierta cuando les pido que se equivoquen porque dar respuestas erróneas forma parte del
aprendizaje. El segundo factor es el familiar, los papás y mamás no queremos
que nuestros hijos e hijas sufran y los superprotegemos hasta en lo más absurdo
¿Quién de nosotros no ha visto a un papá o una mamá al pie de un tobogán de un
parque público organizando la fila porque su niño no está montando lo mismo que
los demás? Las agendas de mis alumnos están plagadas de excusas firmadas por
las familias de porqué su hijo no ha hecho o terminado la tarea, de solicitudes
de cambio de lugar en la clase porque fulanito le molesta y de multitud de
situaciones que deberían solucionar los niños pero que las solucionamos
nosotros lo que contribuye a la rigidez mental ¿para qué me voy a molestar en
solucionar este problema si lo van a solucionar por mí?