jueves, 27 de febrero de 2020


El trabajo en equipo se empieza a aprender, se empieza a experimentar en cuanto el niño es consciente de que necesita ayuda para resolver problemas cotidianos y además es capaz de liberarse de su egocentrismo en aras de un resultado futuro satisfactorio. Esto en muchos adultos que han sido adiestrados en la competitividad absoluta y en la carrera por ser el primero en ocasiones no tiene sentido ya que en su interior siempre reina el provecho propio por encima de todo y el obtener rédito personal a cada una de las acciones llevadas a cabo ya sea en el ámbito profesional, social, deportivo, afectivo....
Nada en este mundo funciona sin el trabajo cooperativo, no importa qué religión profeses, cuál sea tu tendencia política o tus gustos deportivos, artísticos o cómo pases tu tiempo de ocio, todo y todos estamos interrelacionados y siempre ha sido así pero ahora más que nunca en una sociedad global en la que la inmediatez es esencial.
El problema llega cuando tus referentes educativos y de comportamiento no están dispuestos a compartir ni siquiera tu talento, tus capacidades o tus habilidades innatas. Es entonces cuando comienza el aislamiento porque compartir para ellos significa falta de ambición y sin ambición no se alcanzará nunca el éxito. Escuchando a Michel Jordan en el funeral de Kobe Briant te das cuenta de que no se puede estar más equivocado, que todo se puede compartir, sobre todo el talento. Muchos son los ejemplos de personas con verdadero éxito que pronto, en sus vidas, se dieron cuenta de la necesidad de compartir su talento para poder crecer verdaderamente. Las personas celosas de sus capacidades sólo conciben el éxito en términos materiales y esto es quedarse en la superficie de las relaciones humanas y por tanto empresariales, deportivas, afectivas… Estas personas no cabe duda que podrán lograr un cierto grado de lo que ellos consideran éxito pero sin compartir, sin cooperar, sin colaborar nunca se sentirán satisfechos.
Pero, ¿cómo llegar a la determinación de trabajar en equipo en todos los ámbitos de tu vida? Puede parecer sencillo pero hay una condición indispensable para lograrlo, la humildad, esta característica de muchos seres humanos pasa por no creerte superior a los demás puesto que las personas tenemos múltiples facetas y diferentes inteligencias que vienen determinadas por lo innato y la relación con el medio que nos rodea, además es esencial conocer tus limitaciones y debilidades y actuar de acuerdo a ese conocimiento. Esta característica nos permitirá acceder a los diferentes niveles que requiere el trabajo en equipo, no todos podemos ser líderes, no todos podemos ser gregarios debemos adaptar nuestras capacidades a los diferentes niveles y aportar todo lo que en nuestra mano esté.
Para concluir decir que en las escuelas actuales, académicas y deportivas hay un alarmante déficit de formación en trabajo en equipo, detección de dificultades de los alumnos para su desempeño y dinámicas adecuadas para el trabajo cooperativo. Eso sí, “página 134, ejercicios 3, 4 y 5 los hacemos y luego corregimos en la pizarra”, de esto no falta ni un solo día. Busquemos las excusas donde queramos pero de esta forma es difícil preparar a los futuros dueños del mundo.