miércoles, 4 de marzo de 2020

ACTITUD MENTAL


ACTITUD MENTAL

        Últimamente he podido constatar que muchos de los jugadores y jugadoras a los que trato de enseñar a jugar al rugby no se esfuerzan cuando los ‘drills’, los ejercicios que planteo son a priori fáciles, esto les ocurre cuando ya llevan un par de temporadas con nosotros y es muy frustrante para mí porque un individuo que no se centra en lo básico cuando lo está entrenando nunca lo automatizará y no podrá pasar al siguiente nivel de aprendizaje. Los grandes jugadores lo son porque han automatizado un gran número de posiciones y movimientos fruto de entrenarlos a un nivel altísimo de concentración, es más aunque jueguen profesionalmente continúan entrenando esas posiciones y esos movimientos al mismo nivel de concentración. No deja de sorprenderme ver a Aaron Smith practicando pases (su Instagram está plagado de ejemplos) cuando es probablemente el All Black que mejor pasa el balón. Esto tiene mucho que ver con el post anterior “El trabajo en equipo” en el que hablo de la humildad como esencial para el crecimiento personal y grupal.


        
       Bien, voy a tratar de asociar de forma sencilla la actitud mental con la capacidad de aprendizaje, algo que ya conocía pero que me ha refrescado el programa de TV “La mente curiosa” de La 2. Los individuos con rigidez mental o actitud mental fija entienden que tienen unas capacidades y el esfuerzo no forma parte de su formación creen en su talento por encima de todo, cuando se enfrentan a un problema que les supera buscan excusas fuera de ellos mismos y no toleran la frustración. Los individuos con actitud mental de progreso o de crecimiento entienden que el esfuerzo es esencial para su formación, construyen bases sólidas y se enfrentan consciente y constantemente a nuevos retos puesto que saben que el hecho de enfrentarse a ellos ya les proporciona aprendizaje, toleran la frustración y son claramente resilientes.

        De un tiempo a esta parte, con la llegada de la LOGSE en 1990, la rigidez mental es algo a lo que nos enfrentamos los docentes y entrenadores constantemente. Bajo mi punto de vista esto se ha producido por dos factores: el primero es una escuela primaria que minimiza el fracaso hasta en lo más mínimo, se plantean la mayoría de las actividades de forma tan guiada que es imposible fallar y esto provoca que los alumnos sientan pánico a dar respuestas erróneas, prefieren callar a equivocarse. La mayoría de mis alumnos se quedan con la boca abierta cuando les pido que se equivoquen porque dar respuestas erróneas forma parte del aprendizaje. El segundo factor es el familiar, los papás y mamás no queremos que nuestros hijos e hijas sufran y los superprotegemos hasta en lo más absurdo ¿Quién de nosotros no ha visto a un papá o una mamá al pie de un tobogán de un parque público organizando la fila porque su niño no está montando lo mismo que los demás? Las agendas de mis alumnos están plagadas de excusas firmadas por las familias de porqué su hijo no ha hecho o terminado la tarea, de solicitudes de cambio de lugar en la clase porque fulanito le molesta y de multitud de situaciones que deberían solucionar los niños pero que las solucionamos nosotros lo que contribuye a la rigidez mental ¿para qué me voy a molestar en solucionar este problema si lo van a solucionar por mí?